El establecimiento de la Década de las cooperativas hasta el 2020 por la ACI, Alianza Cooperativa Internacional, máximo organismo de integración del cooperativismo universal, abre un amplio horizonte para la reflexión, el debate y los compromisos a ser asumidos por los líderes y socios cooperativistas a nivel mundial.
Los desafíos que surgen de la propuesta son inmensos. Las ideas centrales apuntan a consolidar el sistema organizativo empresarial cooperativo, como el modelo preferido de la gente y con capacidad para liderar el desarrollo humano con criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica. Evidentemente estas propuestas no se reducen a la implementación mecánica de un plan de trabajo, ni a la definición de objetivos o estrategias.Es una oportunidad para revisar y evaluarlos avances realizados y las dificultades encontradas en nuestro afán y responsabilidad de llevar a la práctica, en la gestión diaria, donde quiera que estemos, aquellos valores y principios universales que constituyen el fundamento de nuestra identidad.
Es un tiempo especial para reafirmar la responsabilidad que tenemos los cooperativistas de demostrar a los seres humanos que la utopía de una sociedad más justa solo es posible lograr a partir del esfuerzo solidario, la integración y cooperación. Debemos difundir nuestra doctrina, compartir con convicción las ideas centrales del modelo de desarrollo
cooperativo que desde los conceptos y experiencias de la economía social, privilegia al ser humano, por encima del capital.
En ese sentido coincidimos plenamente con las expresiones del papa Francisco que recientemente ha reiterado su crítica a todo sistema económico y financiero basado en la exclusión,
la desigualdad y la destrucción ecológica que idolatra al Dios del dinero y que continua devastando la naturaleza en su afán de consumo y acumulación insensible. En nuestro país, los cooperativistas tenemos múltiples retos. El momento económico y político nos exige trabajar con los diversos sectores público y privado buscando recomponer y fortalecer la cohesión e integración social. Es necesario desterrar la desigualdad y la violencia en todas sus formas.
Tenemos que forjar alianzas, acuerdos, articulaciones intersectoriales, pero sobre la base de un pacto ético apoyado en los valores cooperativos que finalmente son de todos los hombres y mujeres del mundo. Rescatemos nuevamente la confianza, la solidaridad, la honestidad, la transparencia, el respeto a la diversidad y la pluralidad de nuestro pueblo.
Reivindiquemos el trabajo decente como instrumento generador de la verdadera riqueza y promotor de una vida más digna. En fin que en esta década de las cooperativas, en nuestro país podamos movilizar la creatividad y las esperanzas y que la mayor hazaña sea la suma de esfuerzos hacia la patria soñada.
