Para su progreso ha sido fundamental el apoyo de la Cooperativa Fernando de la Mora, que a través de los créditos que le otorgó consiguió hacerse camino en su trabajo. Conozcamos más de cerca a este microempresario.
Una sonrisa de orgullo, felicidad y satisfacción se dibuja en el rostro de Juan Teódulo Viveros (52) al decir que es una sensación distinta estar al volante de un camión propio. El orgullo se multiplica por dos para él: hace un tiempo sumó otros más al que ya tenía. Ambos vehículos los utiliza en el trabajo diario que realiza con la Secretaría de Acción Social: el transporte de embutidos, pollos y otros alimentos que deben ser trasportados en vehículos con sistema de refrigeración. “Es una sensación diferente cuando estás al frente de tu propio camión. Al conducirlo tenés más cuidado, te fijás cuando vas a cruzar las bocalles y también cuando andás por la ruta”, dice Juan que no descarta en el futuro contar con su propia flota de camiones. Ambos vehículos y otros logros que comentará más adelante, los alcanzó gracias a los créditos que le otorgó la Cooperativa Fernando de la Mora (Coofedelmo), de la cual es socio hace más de dos décadas.
Emprendedor
Antes de dedicarse de lleno a los camiones de transporte, rubro al cual se dedica hace dos años y en el que trabaja con un amigo, Viveros trabajaba como mecánico en el taller ubicado en su casa de Fernando de la Mora, Zona Sur. Cuando se iniciaba en la mecánica, un cliente, que tenía un vehículo de taxicarga, le sugirió asociarse a la cooperativa. “Me dijo que al asociarme podía levantar mi taller. En ese entonces el lugar donde trabajaba era chiquito”, cuenta Viveros y agrega que aprendió el oficio de mecánico en un instituto educativo vocacional del Ministerio de Educación y Cultura.
Juan no desoyó a su cliente y se sumó a la cooperativa de la cual hoy es el socio número 1.105. A dos meses de estar asociado, quitó el primer crédito y construyó el tinglado del taller, donde “Coofedelmo = cimiento de mi progreso”, afirma socio Para su progreso ha sido fundamental el apoyo de la Cooperativa Fernando de la Mora, que a través de los créditos que le otorgó consiguió hacerse camino en su trabajo.
Conozcamos más de cerca a este microempresario.
EMPRENDEDOR Y TRABA JADOR DEDICA DO, JUAN VIVEROS CONTIN ÚA CRECIENDO CA DA DÍA MEDIANTE LA TENACIDAD de trabajó con otras cuatro personas. Este negocio lo llevó adelante durante varios años hasta que tuvo que dejarlo por problemas en la vista. “Pasa que trabajé mucho con soldaduras y a causa de eso, con el paso de los años, ya me costaba ver bien cuando debía de poner los tornillos y todo eso”, cuenta. “Pero sí veo bien cuando conduzco”, aclara. Luego de levantar su taller, Juan se encaminó hacia su otra meta: construir su hogar. Para este fin volvió a recurrir la Coofedelmo. Debido a sus antecedentes de socio cumplidor con sus cuotas, el crédito le fue otorgado. Así
logró el techo propio que hoy comparte con su esposa Catalina Bobadilla de Viveros, también socia de la Cooperativa y sus hijos Juan Manuel (21), estudiante de electromécanica y Rocío, quien está en el cursillo de preingreso para la Carrera de Medicina.
Más de él
Al iniciar su jornada, el microempresario señala que lo primero que hace es agradecer a Dios por un nuevo día. Luego, con una oración inicia los preparativos para empezar su jornada laboral que lo llevará a distintos destinos. Antes de salir, se encomienda al Altísimo, pidiéndole que todo salga bien y vuelva sano y salvo. Entre sus aficiones Juan se reconoce como fanático del fútbol. Menciona que es seguidor del club Cerro Porteño y que suele darse el gusto de jugar con los amigos en la cancha del barrio. Según dice, juega en cualquier puesto del campo de juego. “Donde sea, arquero o en la delantera. Soy goleador y también atajo penales”, sostiene. Cuenta además que su debilidad es el pescado y lo consume en diversas preparaciones, ya sea en caldo, a la parrilla o chupín. Agrega además que le gusta ir a pescar cuando dispone de tiempo. “Pero ahora no, porque estamos en periodo de veda”, aclara. Su pujanza la comparte con los vecinos. Es miembro de la comisión vecinal del barrio y su casa es sede de las reuniones. Entre los logros de la comisión comenta que han logrado la instalación de un alumbrado público en la zona y reforzaron los sistemas de seguridad. “La unión hace la fuerza”, dice el hombre que además trasmite enseñanzas y el ejemplo de su progreso a sus hijos.