Emilio Lugo
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Recordamos, anteriormente, la breve síntesis cronológica de la amplia historia de luchas y logros de la Confederación Paraguaya de Cooperativas. En esa memoria relevante cabe incluir las últimas movilizaciones en defensa del acto cooperativo, así como de la autonomía y la libre organización cooperativa, las que el gobierno pretende eliminar borrando las diferencias que separan la economía social de la economía
de capital, para terminar imponiendo a las cooperativas las mismas reglas que a las sociedades anónimas, a través de la Ley 5501/15 que modifica varios artículos de la anterior Ley 438/94.
Aunque en un primer momento el Consejo de Administración de la Conpacoop acompañó las movilizaciones, en cambio, en las últimas y cruciales jornadas del 22 al 25 de octubre, por decisión de una mayoría conformada por representantes de cooperativas de producción, negaron su apoyo a la lucha, en una actitud totalmente contraria al espíritu de integración.
Lo más grave fue que no se limitaron a desertar, sino que hicieron declaraciones públicas, tratando de descalificar el enorme esfuerzo y el inmenso sacrificio de miles de cooperativistas de ahorro y crédito que arriesgando su salud, trabajo y seguridad, se unieron con organizaciones de compatriotas que viven en la pobreza, víctimas también de la política económica vigente y exigieron reivindicaciones justas, de manera conjunta.
Campesinos cañicultores camioneros y otros grupos que llegaron con antiguas y postergadas esperanzas de acceder a una mejor calidad de vida, para sus familias. No olvidemos que los reclamos de las cooperativas empezaron en el mes de junio, en el marco del descontento social que, posteriormente, en el mes de setiembre, se profundizaron con la denominada primavera estudiantil, cuando miles de universitarios se
rebelaron contra la corrupción e impunidad imperantes en la Universidad Nacional.
En esas jornadas memorables se escribieron capítulos cargados de simbolismos cívicos luminosos que se insertan en la historia social del pueblo paraguayo que sigue marchando en su afán de vivir en una sociedad con mayores niveles de oportunidades para todos, de igualdad y solidaridad, donde no haya opción para las injusticias, ni violación a los derechos humanos elementales.
Se consiguió, ciertamente, postergar, el inicio de la aplicación de la Ley 5501/15, pero la amenaza continua. En ese sentido, el episodio
que afectó a la Conpacoop, forma parte de una serie de situaciones que queremos señalar.
Y es que hablamos del máximo organismo gremial de las cooperativas, responsable de la defensa de nuestros derechos, de definir políticas de integración y entablar negociaciones con las esferas de poder.
Se supone que ahí deben estar los líderes más destacados, con sólidas trayectorias, convicciones, conocimientos y capacidad, identificados plenamente con la doctrina y al servicio del modelo cooperativo.
Sin embargo, se incorporaron al Consejo de Administración dos gerentes nominados por las cooperativas de producción. No tenemos
nada contra los profesionales técnicos con nivel gerencial.
Son componentes necesarios de la administración. Pero, sus funciones deben limitarse a la gestión operativa donde están obligados a ser eficientes en la ejecución de los proyectos, los planes, los objetivos, actividades y las resoluciones emanadas del Consejo de Administración.
No pueden ni deben formar parte del Consejo ya que no tienen autonomía para tomar decisiones exigentes, sin consultar con sus directivos, por la relación de dependencia laboral en que se hallan. Esta realidad debe ser cambiada ya que viene afectando la imagen de representatividad institucional.
Al respecto, el Estatuto de la Conpacoop debe establecer claramente que los órganos directivos de la entidad, deben estar integrados por los líderes y no por empleados.