Emilio Lugo
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Tenemos en el recuerdo más cercano y emotivo el discurso del papa Francisco pronunciado ante el propio presidente de la República, Horacio Cartes, y altas autoridades en ocasión de su visita a nuestro país. Sus palabras fueron claras y firmes: Primero la patria, después los negocios. En estas expresiones que no dejan lugar a dudas, el sumo Pontífice resalta con sencillez y convicción los ejes doctrinarios de su mensaje. Construir una economía de rostro humano, es decir, la economía social, el modelo cooperativo. Rechazar la cultura del Descarte en la que las personas que viven en la pobreza, que no son funcionales al sistema de economía de capital, que ni siquiera son explotables, como señalaba una escritora francesa, son marginadas y condenadas al desprecio, la desocupación, la manipulación política, la violencia y la desesperanza. Francisco insiste en que se deben promover la solidaridad, la vocación de servicio y el compromiso con los sectores más humildes. Y por qué esta referencia a las opiniones emitidas por el Papa. Porque el sector cooperativo se sintió sacudido con las opiniones brindadas a La Prensa por los dirigentes Gustavo Sawatzki, presidente de la Cooperativa Chortitzer, y Edwin Reimer, presidente de Fecoprod, Federación de Cooperativas de Producción. Y es que las expresiones de estos señores van a contramano con la esencia doctrinaria del cooperativismo, que el propio Papa resaltó. Para ellos posiblemente están primero los negocios y luego el cooperativismo. Vamos a los hechos. Ocurre que coincidentemente, en fecha 21 de julio pasado, mientras más de 10.000 cooperativistas, con decisión, esfuerzo y sacrificio nos movilizábamos en la plaza, frente al Congreso, exigiendo a los diputados la inclusión en el orden del día del tratamiento de nuestra Ley 438/94 y la aprobación del proyecto sancionado por los senadores, los mencionados señores hacían declaraciones al diario ABC, página 16, apoyando la aplicación de impuesto al acto cooperativo, en este caso 10% del IVA sobre los créditos que los asociados obtengan en el futuro. Ambos apoyaron la postura de la Cámara de Diputados de imponer impuesto sobre el acto cooperativo, es decir el 10% del IVA sobre los créditos a ser concedidos a los socios. En una actitud que rechazamos, ambos dirigentes, en vez de expresar, mínimamente su solidaridad con el movimiento cooperativo paraguayo y su máximo organismo gremial, la Confederación Paraguaya de Cooperativas que lidera las protestas, se apresuraron en dar su apoyo a las medidas que el Gobierno ambiciona imponer para liquidar el sentido solidario de las cooperativas, al pretender gravar el acto cooperativo y equipararlas a las empresas de capital. Reimer aseguró que las 33 cooperativas integrantes de la Fecoprod están de acuerdo con las opiniones de los empresarios, que exigen la aplicación del IVA a los préstamos de los socios. Queremos informar al dirigente que posiblemente no hay unanimidad en la Federación, ya que en la plaza estaban presentes connotados líderes de Fecoprod, como Agustín Conrad, presidente de la cooperativa de producción Colonias Unidas, una de las mayores empresas de economía social del Paraguay, quien manifestó su total apoyo a los reclamos de las cooperativas: No a las listas sábana en las cooperativas y no al impuesto sobre el acto cooperativo. Por su parte, Sawatzki repitió que su cooperativa está pagando el IVA desde el 2007, tanto sobre los productos que venden, como los créditos concedidos a los socios. Apoyamos la formalización y la equidad tributaria al cerrar el circuito del IVA y de esa forma combatir la informalidad y el contrabando, enfatizó. La decisión de pagar el IVA, por parte de ustedes es una decisión que las cooperativas respetan.
La conclusión que sacamos de estas palabras es que los diversos sectores cooperativos: de ahorro y crédito, de trabajo, de producción, de vivienda etc. que luchan en defensa del acto cooperativo no apoyan la formalización de la economía, es decir, que están en la informalidad. Y más grave aún es que presentan al acto cooperativo, no como un componente esencial de la identidad del cooperativismo que la diferencia de las empresas comerciales o de capital, no como la razón de ser, la esencia, el corazón de las cooperativas, sino como una actividad más, una idea a la que se puede renunciar sin problemas.
No, señores Sawatzki y Reimer, por si les queda dudas, queremos reiterarles que apoyamos activamente no solo la formalización económica, sino también la inclusión financiera, la democracia económica. Combatimos la desigualdad y la inequidad inhumanas e indignantes que impone la globalización. Pagamos todos los impuestos que corresponden.
Solo peticionamos que no se grave el acto cooperativo. Queremos recordarles que la organización solidaria, la finalidad, como entidades sin fines de lucro, el sistema colectivo de propiedad, los múltiples servicios que gestionan los socios para satisfacer sus necesidades le dan una identidad particular a las cooperativas, diferenciándolas de cualquier otra unidad productiva de inversión de capital que apunta a ganar y acumular dinero. Y esa diferencia se da justamente por la práctica del Acto Cooperativo, o sea el conjunto de trabajos basados en la cooperación, la ayuda mutua que los socios realizan en su cooperativa y las cooperativas entre sí. Se trata de una cuestión doctrinaria, de principios a las que no se puede renunciar. Y no se limita simplemente a que quieran obligar a pagar IVA sobre los créditos, sino que quieren medir a las cooperativas con las mismas Reglas o Normas aplicadas a las empresas comerciales o de capital.Quieren agotar el contenido solidario de nuestras empresas y meternos en la misma bolsa que las sociedades anónimas. En fin, pretender igualar con las mismas normas impositivas a empresas que no son iguales, es un despropósito y una gran injusticia.
Señores, cuando reconocidos dirigentes cooperativistas, que tienen influencia en órganos gremiales de nuestro sector, como ustedes, asumen posturas contrarias y tratan de descalificar la lucha de la gran mayoría de las cooperativas, no solamente de ahorro y crédito, en defensa de las actividades y los servicios solidarios que forman parte del acto cooperativo, es realmente indignante. Nuestra lucha en defensa del acto cooperativo es justa. Lo mínimo que