El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pronosticó una mejora de la economía latinoamericana a mediano y largo plazo, pero "insuficiente para satisfacer la demandas sociales" o mantener niveles de ingreso comparativos con otras economías emergentes y los países avanzados.
El informe macroeconómico del BID, presentado en la jornada de clausura de su 55 asamblea anual, pronostica para Latinoamérica un crecimiento del 3 % este año, superior al 2,3 de 2013, y que debe acelerarse al 3,3 en 2015, pero también ve riesgos de "tropezones".
En la presentación del informe, en el balneario brasileño de Costa do Sauípe, el economista jefe de la institución, José Juan Ruiz, aseguró que si a largo plazo, Latinoamérica "va a crecer un 3,5 %", con una economía mundial con "tasas de entre un 4 y un 4,5 %", va a estar por debajo del desempeño medio, sin "tener la posibilidad de ganar terreno y protagonismo" en el mundo.
"Y posiblemente tasas del 3,5 % no son suficientes para poder cumplir con las expectativas y los desafíos sociales que tiene por medio", mientras que seguirá perdiendo terreno en lo que se refiere a renta per cápita en relación a Estados Unidos y los países emergentes de Asia.
Un factor determinante para la economía de la región a corto plazo es una posible recuperación más fuerte de lo previsto en EE.UU., impulsada por los mercados de la vivienda y laboral, que puede impulsar una subida de los intereses más rápido de lo anticipado y "provocar tropezones en el camino", dijo Ruiz.
Paralelamente, "las tasas de crecimiento más moderadas en China despiertan inquietudes", sobre todo para los países de Sudamérica, cuyos mercados de materias primas están más vinculados a los avatares de la economía del gigante asiático.
La aceleración estadounidense, sin embargo, podría suponer ventajas, sobre todo para los países del norte (México, Centroamérica y el Caribe), cuyo crecimiento podría aumentar a una media del 3,7 % entre 3014 y 2016, frente al 3,4 % previsto ahora.
En el caso de América del Sur, de darse los factores que anticipa el BID en EE.UU. y China, podría producirse una desaceleración media al 2,9 % en el período 2014-2016, frente al 3,3 % previsto ahora.
Los ritmos previstos, "desafortunadamente son insuficientes para satisfacer las numerosas demandas sociales en la región y reflejan un bajo crecimiento de la productividad", lo que impedirá "mantener niveles de ingreso relativos con otras economías emergentes o cerrar la brecha" con los países avanzados, insiste el informe.
Aunque el BID ve que Latinoamérica está en una posición "más sólida" que la que tenía durante las crisis financieras de mediados de los años 90, en su mayoría los países están en una posición más débil que en 2007, antes de que se precipitara la Gran Recesión.
Entre las debilidades, el economista jefe del BID destacó un deterioro de los balances fiscales y aseguró que el déficit fiscal estructural del típico país de la región representa ahora un 3,1 % del PIB, cuando en 2007 era de un 0,5 %, con lo que estaba mejor preparada para encarar un shock externo.
Asimismo, los niveles de deuda pública y la dolarización de las economías han crecido recientemente, y los países aumentaron el gasto público en programas menos flexibles, lo que deja menos margen a la adopción de acciones anticíclicas, según el estudio.
En declaraciones a Efe previas a la presentación del informe, Ruiz aseguró que aparte del incremento del gasto público, que aumentó en la región un 52 por ciento de 2008 a 2013, "lo que es todavía más preocupante" es que una parte importante de ese gasto fue a partidas fijas, como subsidios o ampliación de salarios.
El porcentaje de gasto empleado en infraestructura, en generación de capital público, es "menos de un tercio del incremento del gasto público" total, y la subida en las partidas fijas, como salarios a funcionarios y subvenciones, supone haber concedido "derechos" a la población y revertirlos exige usar "capital político", dijo.
Sobre el peligro de una parada súbita de entrada de capitales a la región, como ha ocurrido en crisis del pasado, el economista jefe del BID dijo que éste es inferior al que había en 1997, pero superior a la situación en 2007, cuando Latinoamérica estaba mejor preparada pata afrontar los efectos de un choque externo.
Una caída de la entrada de capitales, según el experto, debe compensarse por un ajuste de la cuenta corriente, una depreciación del tipo de cambio real y una disminución del crecimiento.
Otro aspecto del que advierte el informe macroeconómico del BID es del elevado endeudamiento en dólares que han acumulado las grandes empresas, financieras y no financieras, de la región en los últimos cinco años, sobre todo con la emisión de bonos, aprovechando las facilidades de un mercado con tipos de interés muy bajos.
La receta fundamental que propone el BID a Latinoamérica para evitar "los tropezones" es encarar reformas tendentes a incrementar la productividad que impulsen el crecimiento y tomar medidas para atenuar el impacto del endurecimiento de la política monetaria de EE.UU. o la merma del crecimiento de China.
El BID considera, además, que los países latinoamericanos deben fortalecer sus balances externos y fiscales, profundizar los estabilizadores fiscales automáticos y reformar las instituciones para establecer una política fiscal anticíclica y discrecional.
Igualmente, deben prestar suma atención al balance del sector privado, dado el elevado endeudamiento de las grandes empresas.
La normalización monetaria en EE.UU. es una "crónica anunciada" para la que la región debe estar preparada, dijo Ruiz, pero se necesitan reformas que aumenten el crecimiento y sobre todo la productividad si la región quiere seguir el ritmo de crecimiento de otras economías emergentes o los países avanzados.
Fuente: El País (Es)