El sector cooperativo vive una etapa enteramente crucial dentro de la vida política nacional, en el marco de lo que puede llegar a ocurrir tras las internas eleccionarias de los diversos partidos políticos en diciembre del presente año. El candidato oficialista de la Asociación Nacional Republicana (ANR) fue el que propulsó y defendió la aplicación del impuesto al valor agregado (IVA) a los créditos cooperativos del 10%, costo impositivo que perjudicó enormemente al movimiento cooperativo. Esa implementación del impuesto redujo además significativamente la expansión de los beneficios sociales a favor de los integrantes de la comunidad cooperativa, al sentirse disminuidos los excedentes de las organizaciones solidarias. Los grandes logros del movimiento de apoyo mutuo paraguayo se sustentan en su independencia y autonomía. La integración pluralista de sus órganos administrativos, sin permitirse avasallamientos indebidos, ha permitido un control equilibrado de sus fondos y bienes. Credibilidad En la última década esta situación se ha consolidado, generando la credibilidad de grandes segmentos sociales, que se ha visto beneficiados con sus servicios que no tienen ánimo de lucro. Por ello, hay que tener sumo cuidado y no permitir que actores políticos partidarios que siempre estuvieron en contra de los intereses de las cooperativas inficionen el sector. La defensa del movimiento cooperativo debe ser primeramente a nivel interno, sea de intereses espurios y con intenciones de manipular el quehacer del sector, al que hay que sumar los riesgos externos que cada tanto acechan desde los mismos estamentos del poder central.