El movimiento cooperativo paraguayo ha generado grandes logros en el campo económico y social en el país. Más del 50 % de la producción proviene del sector y el 17 % de los ahorros y los créditos se encuentran en el sistema solidario. Se hizo un gran trabajo desde hace más de 50 años. Cuando se produjo la gran crisis bancaria de 1995, una buena parte de desesperados ahorristas se refugiaron en las cooperativas, que de esta forma fortalecieron sus estructuras y credibilidad. A partir de esos años, se ha venido dando un vertiginoso crecimiento de la mano de líderes del movimiento que han sabido encauzar las empresas con los principios y la filosofía del cooperativismo. Los resultados están a la vista: un sector vigoroso, con más de 1.500.000 asociados, que expande emprendedurismo y producción. Sin embargo, este proceso no se vio acompañado por un fortalecimiento de los liderazgos a nivel nacional. Al ver el deterioro de la imagen de instituciones del Estado tan claves para la vida diaria de los ciudadanos, es perentorio que exista un mayor protagonismo corporativo de los cooperativistas, que propicie cambios de actitudes y el pensar mismo de los compatriotas. Y eso solo será posible mediante una paulatina inserción en los niveles de decisión institucional de quienes lideran un modelo social y económico tan beneficioso para nuestra República. La tarea no es fácil. Es buscar una inserción por la vía del convencimiento a la población y por otra, a través del esquema de las nucleaciones partidarias. Hace algunos días hubo una charla sobre este tema en una de las cooperativas de Asunción, donde el expositor destacó que el liderazgo es fundamental para los tiempos actuales en que los desafíos son más puntuales y requieren de decisión. Destacó además que el sector cooperativo necesita urgentemente apostar por un mayor protagonismo de su clase dirigencial, orientado a armonizar y defender los intereses del modelo solidario. Indudablemente que la mejor manera de ir creando conciencia y opinión pública es mediante la generación y participación más decidida en el debate sobre temas de interés nacional, en la perspectiva de contribuir en la definición de un modelo de país que se edifique sobre el sistema de trabajo, los valores y organización cooperativa. El Paraguay necesita una renovación de los actores en los puestos de decisión nacional. Y el cooperativismo ha sabido demostrar su modelo de organización y espíritu de solidaridad para extender una mejor calidad de vida a cientos de paraguayos. Por ello, creemos que el liderazgo de los dirigentes cooperativos debe incorporarse a la esfera de las grandes decisiones nacionales. Este es el reto y el desafío existente en este actual proceso de cambios electorales que se darán el año próximo en el país.