El Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) impulsa la campaña de concientización sobre el uso correcto de la reserva de granos, a través de charlas con sus licenciatarios y revendedores de semillas de la variedad Sojapar.
El Inbio actualizó el Sistema Integrado de Comercialización de Semillas (Sicosem), con el objetivo de que más productores se sumen a la declaración de reserva de granos que usan como semillas. Desde el instituto señalan la importancia del aporte que se genera al desarrollo a través de la investigación dentro del sistema comercial que plantea la variedad Sojapar.
La gerente general del instituto, la ingeniera Estela Ojeda, señaló que es relevante que el mejoramiento vegetal vaya de la mano con los requerimientos de los productores en cada zafra. Señaló que es cada vez más determinante el desarrollo de tecnologías agrícolas ante la mayor necesidad de alimentos, la evolución constante de las plagas y las adversidades climáticas.
Ojeda mencionó que existe una confusión en la interpretación de las reglas sobre la reserva de granos para su uso como semillas de las variedades protegidas. En ese sentido, explicó que la reglamentación permite al productor utilizar su reserva de granos como semillas en su parcela, siempre y cuando esos granos se obtuvieron al sembrar semillas autorizadas por el obtentor (el dueño de la variedad), lo que se obtiene al comprar las semillas certificadas.
“Existen casos en que el productor compra granos de terceros y, a partir de ahí, hace reserva para su semilla de uso propio. Esto no es lo que está establecido en la ley. Esta reserva de granos proviene de un comercio ilegal de semilla que no tuvo autorización del obtentor”.
Por otra parte, la ingeniera señaló que la semilla es el vehículo de las tecnologías que se encuentran dentro de la misma como información (características de la variedad) y es la que está resguardada por la legislación.
“Cuando la semilla es utilizada como grano es del productor, pero cuando ella se pone en el suelo, muere ahí y lo que germina es la información genética protegida. La semilla es el soporte de la información genética”.
Con el uso de semillas certificadas, el obtentor recibe una retribución por disponer su tecnología para el uso de los agricultores y se asegura la inversión en investigación, y, sobre todo, permite que continúe el desarrollo de tecnologías adaptadas a los requerimientos que tiene la agricultura.