Braulio Gómez es el socio N° 1.231 de la Cooperativa San Lorenzo. En 1985 depositó su confianza en la entidad y años más tarde logró sacar adelante su propio negocio y cumplir el sueño de la casa propia, para él y sus hijos.
¿En qué consiste el negocio?
Mi negocio se llama Lucar Motor y nos especializamos en el rubro automotor ofreciendo a autos, camionetas y camiones servicios de mantenimiento de motor, caja, cambio de pastillas de freno, cambio de amortiguadores, entre otros.

¿En qué momento decidió formar parte de una cooperativa?
Cuando era joven un gran amigo me sugirió formar parte de una cooperativa con la promesa de que algún día iba a sacarle provecho a la membresía. Al día siguiente me acerqué con todos los documentos y en aquella época me dieron mi primer préstamo de G. 200.000. El tiempo fue pasando y decidí emprender; gracias a la cooperativa tengo mi negocio próspero y consolidado. El dinero que me confiaban lo empleaba para comprar máquinas y mercaderías, del dinero generado por las ventas iba honrando mis compromisos de pago. La cooperativa también me permitió acceder a la compra de mi primera vivienda.
¿Qué ventajas encontró como emprendedor?
Pasé por muchos bancos y como emprendedor debo decir que la principal diferencia radica en la forma que somos atendidos. Para las entidades bancarias, solo somos números y no personas, la cooperativa siempre me regaló una atención cálida. Además, una sola vez pedí un préstamo del banco y fue toda una odisea superar los obstáculos y documentos, dificultad que nunca experimenté en la cooperativa.
¿Cómo aportan las cooperativas a mejorar la vida de las personas?
Creo que las cooperativas a través de su gente colaboran en facilitar la vida de las personas ya que todos tienen los mismos principios y valores. A través de los dirigentes y líderes se puede generar el cambio que tanto buscamos. Necesitamos personas idóneas que entiendan lo que hacen para que puedan ayudarnos en lo financiero y sobre todo en lo social.



