Tres mujeres encontraron en el emprendedurismo una forma de sacar adelante a sus familias, con la venta de productos diversos. Todo esto a través de la ayuda y confianza de sus cooperativas.
Dorila Martínez encontró su pasión y foco en fomentar la comercialización de productos varios, como plantas, manualidades, incluso alimentos, como mermeladas. Ella se considera un ejemplo de cómo se puede incursionar con éxito en múltiples sectores, evidenciando que la versatilidad y el compromiso pueden ser claves para alcanzar los objetivos.

“Me siento bendecida porque todos los días tengo la oportunidad de levantarme y vender. Me enfoco en varios rubros, me considero una emprendedora versátil que ve oportunidades en todos lados”, indicó.
La emprendedora conjuga su tiempo entre las actividades del hogar y su negocio. Algunos de los productos ofrecidos son manualidades hechas con sus propias manos. Dorila forma parte de la membresía de Medalla Milagrosa y menciona que las ferias son un trampolín para aquellos que están tratando de iniciarse en pequeños negocios como ella. “A partir de 20.000 las personas pueden adquirir mis productos. Yo no compro de los viveros. Todo lo ofrecido es plantado y cuidado en mi casa, lo que se llevan los clientes es un pedacito de mi”, dijo.

Por otro lado, Ana Céspedes es una emprendedora que forjó su camino en la venta de artesanías paraguayas. Desde tazas personalizadas, llavero, bombillas, bolígrafos o tapetes, Ana logró no solo comercializar productos sino también promover y difundir tradiciones dentro de los hogares. Su negocio nace con el inicio de la pandemia ante la necesidad de reinventarse.
Comenzó vendiendo artículos hechos por los artesanos de Carapeguá a través de redes sociales. Con el tiempo se animó a personalizar los productos con un toque personal y así fue creciendo con el tiempo. Hoy agradece a su cooperativa Medalla Milagrosa por el apoyo brindado tanto en los créditos como en los espacios para feriar.
“Con el tiempo habilite en mi hogar un espacio para poder vender y acomodar las mercaderías. Asisto a muchas ferias como las que organiza mi cooperativa. Les aliento a todos a vivir sin miedo al éxito, pongan todas sus ganas y energías en sus proyectos ya que al final del camino uno se siente feliz al ver a las personas conformes con sus productos”, acotó.
Cynthia Villamayor es el tercer caso de éxito; comenzó su recorrido en el competitivo mundo de la venta de ollas Essen, convirtió su pasión por la calidad culinaria en un emprendimiento de más de 13 años de vigencia. Se considera vendedora independiente, su madre fue el ejemplo y la inspiración para emprender en este rubro y obtener su independencia económica.

“Llevo 13 años en esto y me va muy bien. Ahí es donde te das cuenta que uno puede vivir de esto, mi mamá vende hace 28 años y en comparación a mis inicios, puedo notar que en la actualidad existen muchísimas más ventajas por la forma en que tenemos de vender y darnos a conocer”, dijo.
Cynthia cuenta que se asoció a Medalla Milagrosa por las múltiples ventajas que encontró para los emprendedores, tanto en el área crediticia como en las capacitaciones y espacios creados para impulsar negocios de todo tipo.
