Octubre es el mes del ahorro y durante ese periodo, las cooperativas trabajan en el fortalecimiento de estrategias que incentiven a los socios a tener buenas prácticas financieras.
La crisis económica desnudó una enorme realidad acerca de la falta de interés por parte de las personas en tener ingresos extras en casos de emergencia. Ahorrar no solo significa guardar parte del salario sobrante, conlleva un compromiso y responsabilidad con miras hacia el futuro.
Es en ese punto donde las cooperativas deben hacer hincapié en hacer entender a sus socios el valor del ahorro programado. A través de los diversos comités, se organizan actividades como capacitaciones y talleres. Las visitas a escuelas y colegios con charlas informativas también forman parte de la agenda diaria de las entidades con la enseñanza de los beneficios del ahorro, la planificación y por sobre todo las ventajas que existen el formar parte de una cooperativa.
La salud financiera de las personas comienza a formarse desde la infancia. Un niño capacitado es igual a un adulto responsable. Además de los créditos, las cooperativas ofrecen diferentes modalidades de ahorro y cada una con sus ventajas y particularidades propias. Uno de los tantos desafíos vigentes en la actualidad consiste en romper con el antiguo pensamiento del adulto mayor de que el dinero está más protegido bajo el colchón en lugar de una cooperativa, banco o financiera. A través de estas instituciones el ahorrista genera intereses que se traducen en dinero de forma anual. Esto también acarrea otros beneficios tangibles, como la tranquilidad de que el dinero está seguro y la oportunidad de acceder al crédito. En la juventud, por otro lado, la problemática radica en la falta de proyección al futuro. El movimiento cooperativo aún debe recorrer un largo camino para disminuir las brechas de la falta de información y conocimiento acerca de la importancia del ahorro y la planificación financiera.
