En los últimos años la palabra «emprendedurismo» ha pisado fuerte en el sector cooperativo y cada vez son más los socios que incursionan en la independencia financiera con la creación de un negocio o empresa.
Las ferias son la ocasión ideal para interactuar, descubrir clientes y generar nuevos contactos. Sirven como una herramienta de marketing directo que apunta a la creación de lazos y ventas al vincular compradores y vendedores. En esta clase de eventos se lucen todos los rubros como la alimentación y bebidas, muebles y decoración, regalos, agricultura, belleza, joyería y bisutería, por citar algunos.
Detrás de estos, existen personas que con ideas y metas por concretar. Noelia González es socia de Medalla Milagrosa con una antigüedad de 20 años y desde hace un tiempo aprovecha los espacios gratuitos de su cooperativa para vender sus productos. Fundó el negocio Minina Fragance con la venta de aromatizantes para el hogar y cuidado corporal. Su emprendimiento nació en plena pandemia como una necesidad de obtener ingresos extras en plena crisis económica.
Con el tiempo el negocio prosperó y hoy es una microempresa 100% funcional. “Es un espacio fundamental para los emprendedores que están arrancando y necesitan expandir su red de ventas. Cada encuentro es el puente para nuevas oportunidades», indicó.
Gabriela Martínez se dedica al rubro de la gastronomía. Su negocio nace tras su embarazo y la necesidad de quedarse en casa y generar ingresos al mismo tiempo. Es ahí donde comienza a experimentar con las comidas dulces y saladas. Queriendo explorar nuevos mercados, fusionó su pasión por la comida con la venta de productos de cocina para complementar su emprendimiento.
En su caso ya participó dos veces de las ferias y, en ambas, pudo recaudar una buena suma de dinero, tanto en las comidas como en sus productos de cocina. “Para mí estas ferias son muy pro- ductivas y convenientes para el socio. Primero, por la oportunidad que nos brinda la cooperativa para que la gente conozca nuestros productos», señaló.
Los jóvenes también apuntan a grandes cosas y se anotan a la experiencia emprendedora. Es así como, Atilio Roa, un joven de 20 años, decidió asociarse a Medalla Milagrosa y emprender en la venta de ropa importada y con una visión de progreso.
“Esto surgió de la idea de una actitud de acción, de querer mejorar. Toda inversión que nosotros podamos hacer siempre será beneficiosa si se sabe gestionar. Las personas pueden emprender de forma online y quién sabe si mañana desde una tienda. Todo se constituye como un proceso evolutivo y agradezco a mi cooperativa por formar parte de esta evolución que poco a poco dará sus frutos», dijo
