jueves, marzo 28, 2024

Apostar a la juventud paraguaya

Se está cerrando un 2012 bueno para la economía y las finanzas en general. También hay excelentes perspectivas para el año que viene. Según estadísticas, hay más de 500.000 jóvenes desocupados y subocupados, en un segmento de entre 15 y 29 años. Ante esta circunstancia, tanto el Estado como las empresas privadas deben orientar políticas de dar oportunidad a esos jóvenes paraguayos que puedan ingresar al mercado laboral.

Según los datos de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), nuestro país tiene un gran potencial juvenil que espera acceder a mejores condiciones de vida a través de un trabajo digno. De la población total del Paraguay, que asciende a 6.491.714, se calcula que 1.799.257 son jóvenes de 15 a 29 años. De esta cifra, 897.407 son varones y 901.850 mujeres.

Cualquier despegue debe ser acompañado por iniciativas que prioricen este segmento, pues es lo que dará dinamismo a los emprendimientos y negocios que irán surgiendo.

Desde hace años en las escuelas, colegios y universidades se están haciendo competencias de emprendedurismo e innovación, que ha abierto la mente de miles de jóvenes que, uniéndose, han llegado a inaugurar microempresas que hoy día están teniendo utilidades para sus mentores.

Que los jóvenes vayan aprendiendo sobre negocios y oportunidades son aspectos importantes, que deben ser objeto de mayor motivación e interés, pues en la medida que se incorporen al circuito económico y financiero formal, el país saldrá beneficiado en su conjunto.

En este contexto, el Paraguay precisa de un plan estratégico a mediano y largo plazo. Las políticas son muy fragmentadas y con vaivenes con cada cambio de Gobierno. Si la clase política en general no traza y concibe un plan que sea inalterable por lo menos para una década, que involucre capacitación, educación superior, envío de los más destacados al exterior, apertura a nuevas oportunidades, esta franja siempre estará a la deriva.

Atacar esos bolsones de pobreza con educación es la clave. Muchos de los problemas, incluida la inseguridad que se vive en el país, podrán ir disminuyendo en la medida que esas políticas sean eficaces y productivas.

De hecho, muchos empresarios están entendiendo que la apuesta a los jóvenes reditúa amplios beneficios. Además, la revolución que está causando el uso de las nuevas tecnologías conlleva a un imperativo de este tiempo, el saber utilizar esa savia nueva tan consustanciada con las herramientas informáticas y las redes sociales que están cambiando radicalmente las tendencias de este tiempo.

Aquí cabe una alianza seria entre el Estado y el sector privado para hacer que los jóvenes tengan más oportunidades, en un momento en que la alta competencia está instalada en todos los estamentos. Este paso será un gesto patriota y mirando el porvenir de una generación presente y futura.

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