Cada vez que la Cooperativa Medalla Milagrosa organiza una feria de emprendedores se abre una ventana de oportunidades para que familias puedan lucir sus trabajos, en un espacio gratuito, y así generar ingresos extras para el hogar.
Sin importar el rubro, los socios de Medalla Milagrosa aprovechan cada oportunidad para concretar ventas y crear redes de contactos entre ellos. Luisa Ayala emprende desde hace un año en la venta de ropas de segunda mano y en el mes de septiembre participó por primera vez en una feria organizada por su cooperativa. Su experiencia fue bastante positiva porque no tuvo que invertir en el alquiler de ningún elemento para feriar, solo traer sus prendas y ofrecerlas entre las personas que recorrían el lugar. “Esto nace como un extra para mí. Las ropas están a partir de G. 5.000, son muy accesibles para aquellas personas que buscan cantidad y buena calidad”, indicó.
Otra experiencia es la de la socia Gabriela Martínez, dedicada al rubro de la gastronomía. Su negocio nace tras su embarazo y la necesidad de quedarse en casa y generar ingresos al mismo tiempo. Es ahí donde comienza a experimentar con las comidas dulces y saladas. Queriendo explorar nuevos mercados, fusionó su pasión por la comida con la venta de productos de cocina para complementar su emprendimiento. En su caso, ya participó dos veces de las ferias y, en ambas, pudo recaudar una buena suma de dinero, tanto en las comidas como en sus productos de cocina. “Para mí estas ferias son muy productivas y convenientes para el socio. Primero, por la oportunidad que nos brinda la cooperativa para que la gente conozca nuestros productos y, segundo, por la gratuidad que nos ahorra dinero que muchas veces no tenemos”, dijo.
Mirna Graciela Amarilla es otra historia de superación. A través de su negocio “Viveritos Bea” ofrece a los amantes de la naturaleza todo tipo de plantas y flores. Su negocio parte de la iniciativa de varias amigas que le sugirieron vender algunas de sus plantas en época de pandemia. Con el tiempo su público se fue incrementando y solicitó apoyo de la cooperativa para invertir en la compra de plantas, tierras, semillas, fertilizantes y en la construcción de una estructura techada para resguardar las plantas. “Me ayudaron bastante, arranqué con plantas propias, luego averigüé sobre proveedores del Brasil. Gracias a Medalla Milagrosa por tenerme en cuenta. Miro al pasado y veo progreso, eso me da felicidad”, dijo.
