Esta es la historia de dos mujeres, verdaderas guerreras. Juana y Laura (nombres irreales para proteger sus identidades), ambas madres y esposas, tienen testimonios similares porque pasaron por momentos muy complicados, sobre todo económicos, pero que pudieron reencausar sus vidas mediante ayuda de especialistas y cooperativas, especialmente para volver al hábito del ahorro.
Juana cuenta que llegó a tocar fondo. Sus deudas crecieron de una manera exponencial y cuando se percató el globo ya estaba a punto de explotar. “Pensaba que eso era normal, que ocurría con todos”, reconoció.
Recordó que manejaba los ingresos de su marido y de ella, que en principio era suficiente, pero luego perdió el control de sus gastos y empezó la famosa “calesiteada”. Y así, su deuda orilló los 100 millones de guaraníes y, acuciada por la situación, recurrió a una empresa que brinda ayuda en manejos financieros.
Y fue su renacer económico. Allí le enseñaron a manejarse, primero con sus deudas y luego para apostar nuevamente al ahorro. “Tardé 3 años para poner todo en orden, seguí con algunas deudas, pero ya estaba al día y no dejaba de ahorrar porque sabía que eso me podía salvar en cualquier momento. Es como con el alcohólico, se puede volver a caer”, añadió.
En tanto que Laura es otra señora de lucha, que pasó mil batallas, entre ellas, la peor, un cáncer que igualmente logró vencer. Relata que solo dejó de ahorrar cuando quedó sin empleo, pero apenas puede nuevamente lo hace para tener una reserva que le servirá para situaciones inesperadas, como problemas de salud.
Remarca que tampoco le sobra dinero en el mes, pero a pesar de ello mantiene intacto el hábito, porque lo toma como un compromiso más, una obligación como cualquiera de las cuotas que tiene abonar.