Y parece que esa es la onda, estimado. Para mí que responde un poco al espíritu de las fiestas que no permite luego estar en mala onda porque opá el año y se viene otro que se espera que sea mejor, sin saber muy bien cómo es que podría mejorar, pero la mezcla de sidra, cerveza, clericó y demás no da tiempo para profundidades. Ya sé que, al menos eso es lo que salió en la prensa, que el nuevo kapeto de Hacienda dijo eso de que estamos en una aipo posición de envidia para los países de la región. Claaro, no explicó ko por qué dijo eso y qué de positivo pa puede tener eso para nosotros.
Pero te digo, estimado Perú, que lo que me llama nomás la atención es que nuestro vecino, Argentina también está hína en esa posición. Y encima justo avei un ministro de economía fue el que dijo eso. Y este Kicillof dijo que porque la Argentina se desendeudó es que se volvió la envidia de la región.
Y andá sabé, Perú. Es que cuando saltó el nombre de nuestro nuevo ministro, en las redes sociales se preguntaron ya si este pa no era el Kicillof paraguayo. El asunto es que oficialmente tenemos hoy en la región dos países envidiados… por la región. Ya veremos cómo seguimos: si la envidia dura o será como esos músicos que esta semana están en el top ten nunga y la próxima se bajaron al último lugar. Y sí, nuestro ministro pyahu dijo eso: que él está formado en economía y que tiene una convicción muy fuerte de qué es lo correcto. Por supuesto, estimado, que eso suena casi a discurso religioso como ya hace tiempo lo dijo el amiwis John Saul en su Diccionario del que duda: “La verdad económica ha reemplazado verdades anteriores, tales como un Dios todopoderoso y un contrato social natural. La economía es el nuevo núcleo religioso de la política pública”. Entonces, más allá de si somos la envidia o estamos en una posición envidiable, aquí el tema es, Perú, para dónde lo que nos vamos hína y con qué hoja de ruta: el mismo John Saul dice que “la importancia atribuida a la economía en el último cuarto de siglo (siglo XX hína él se refiere) ha interferido con la prosperidad”. Eso de que si el que tenemos es pa el Kicillof paraguayo o no es lo de menos, y si somos o no la envidia avei. Porque si no explicá muy bien qué lo que significa eso y cómo pa la envidia afecta el día a día de la gente, queda nomás como entusiasmo juvenil o discurso de marketing, y ya ipukúma la asunto para eso.