Emilio Lugo
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La agitación social constructiva continúa en nuestro país. Esta vez, jóvenes estudiantes del nivel secundario de entre 15 y 17 años, fueron los protagonistas. En un hecho sin precedentes, a partir del pasado martes 3 de mayo, iniciaron las protestas, con la ocupación de un centro
educativo que luego se extendió a nivel nacional, exigiendo reivindicaciones referidas a la renuncia o remoción de la Ministra del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) Marta Lafuente quien fue duramente criticada por los adolescentes ante su actitud autoritaria, prepotente y su permanente postura de ignorar los pedidos de diálogo por parte de los jóvenes.
Así mismo, una reforma profunda del MEC, la erradicación de la corrupción, educación de mayor calidad que les enseñe a pensar, como enfatizaron, aumento del 3,9% al 7% del PIB, capacitación permanente de los de maestros, reparación y equipamiento de locales escolares
que siguen derrumbándose y otros. Ante la crisis, como siempre, el presidente Horacio Cartes, se ocultó y no hizo ninguna declaración. Los estudiantes solicitan dialogar con él y exigen que el nuevo Ministro no esté vinculado a hechos de corrupción.
Inmediatamente, la ciudadanía, cansada de la corrupción e impunidad imperantes en los círculos vinculados al poder político se solidarizó y expresó públicamente su apoyo. Padres, madres, algunos gremios de docentes manifestaron su respaldo a la lucha, acompañando la vigilia
frente a los colegios que fueron tomados.
La rebelión juvenil le da una sacudida optimista y esperanzadora a la democracia y la dignidad de nuestra patria. Las protestas de la juventud estudiosa permitieron instalar en la agenda pública, el debate respecto a la necesidad de hacer una revisión amplia y crítica de la Educación paraguaya, especialmente la llamada Reforma Educativa que fracasó, según los expertos en el tema.
El poder ejecutivo, que en principio quiso minimizar y subestimar la reacción estudiantil, posteriormente acusó a los jóvenes de estar manipulados por algún grupo político o sindical en coincidencia con algunos sectores empresariales Argumentos parecidos habían utilizado para tratar de descalificar las movilizaciones llevadas a cabo por cooperativistas y campesinos en el mes de abril durante 23 días. Según el diario ABC, el presidente de la UIP, Unión Industrial Paraguaya,
Eduardo Felippo dijo que es una vergüenza que unos estudiantes manipulados quieran influir en la nominación de un ministro. Es más, afirmó que el tema del cocido de oro y otros productos que el MEC pretendió comprar a precios exagerados a través de una licitación ya aprobada y que se frenó gracias a las denuncias de los medios de prensa, constituye una falla administrativa de menor cuantía. Aunque no se concretó la compra, pregunto, no estamos frente a un intento de estafa con dinero público.
Así piensan estos señores respecto a la gente. Consideran que nuestro pueblo, especialmente los trabajadores, campesinos, cooperativistas, jóvenes estudiantes, amas de casa, microempresarios etc., no tienen capacidad para intervenir en los espacios de decisión política. Es decir,
que son ignorantes, por tanto no están en condiciones de identificar, analizar, elaborar sus ideas y accionar para obtener sus reivindicaciones. Según ellos, no pueden pensar por sí mismos, y siempre reciben órdenes o son utilizados por los operadores políticos interesados en desestabilizar al gobierno. Niegan la capacidad que tiene la ciudadanía de reclamar sus derechos de manera autónoma.
No señores, dijeron con firmeza y convicción los y las líderes estudiantiles. Tenemos plena libertad e independencia para plantear nuestras propuestas. No queremos ni aceptaremos la intermediación de ningún grupo político o gremial que quiera sacar provecho de nuestra lucha.
Queremos sugerir que el perfil del nuevo ministro de Educación se adecue a los requerimientos de idoneidad, apertura, honestidad ycompromiso con la educación.